LAS CONSECUENCIAS DE LA PRODUCTIVIDAD TE MARCARÁN PARA SIEMPRE
Todos los cambios en tu vida tienen efectos colaterales. A diferencia de los fármacos, muchos de estos efectos secundarios son invisibles e imprevisibles.
Aunque ahora mismo estés pensando que esta primera idea no tiene ningún sentido, este mismo fenómeno se produce también cuando intentas cambiar tu forma de planificarte y organizarte, es decir, cuando estás tratando de mejorar tu productividad personal.
Todos los cambios, incluidos los que suceden cuando cambias tu forma de trabajar, tienen un impacto directo en ti y la forma en que te relacionas con el mundo.
Cuando hablamos de ideas tan abstractas, soy muy partidario de emplear analogías en otros ámbitos que simplifiquen la comprensión de lo que supone implantar una nueva metodología de organización.
De hecho, hay un fenómeno similar que está muy alejado de la productividad, pero que tiene unas fases muy parecidas: el puerperio.
El puerperio es el intervalo de tiempo que sigue justo después del parto hasta que el aparato genital de la mujer vuelve a las mismas condiciones que tenía antes del embarazo. Otro nombre más común para definir este proceso es la ‘cuarentena’.
A pesar de lo que mucha gente piensa, el puerperio no sólo supone cambios físicos. Los cambios son físicos, psicológicos e incluso sociales. Lo físico es quizá lo más evidente, ya que con una simple exploración médica podemos detectar las modificaciones que ha sufrido el aparato genital de la mujer después de dar a luz.
Los efectos psicológicos del postparto ya no son tan palpables, ya que dependen muchísimo de cómo vive la mujer esa misma experiencia. No sentirse bien con los cambios del cuerpo, mayor sensibilidad emocional, entender la nueva relación que se genera con el bebé, y muchísimas otras secuelas psicológicas que implica el final del embarazo.
A nivel social también existe un impacto después del parto, ya que se establecen nuevos patrones relacionales con tu entorno. La relación con la pareja se verá alterada por la incorporación de un nuevo miembro en la familia. Lo mismo sucederá con todo el entorno familiar, ya que se fijarán nuevas sinergias emocionales que no siempre resultan fáciles de gestionar.
¿Por qué me estás contando todo esto, Miquel?
Déjame explicarte, verás que todo esto tiene una lógica.
Aunque en este preciso instante no le veas ninguna relación, el puerperio está mucho más vinculado con la productividad personal de lo que te puedas llegar a imaginar.
Cuando empiezas a implementar un nuevo sistema de productividad, lo cierto es que también existe una transformación biopsicosocial, es decir, que experimentamos efectos físicos, psicológicos y sociales.
Lo que únicamente puede parecer una metodología para planificarnos y organizarnos mejor, puede comportar una serie de cambios que generan un impacto personal y profesional. A veces queremos ser un poco más productivos para conseguir nuestras metas un poco más rápido, o simplemente para mostrar a nuestros jefes de departamento que podemos con todo.
Algo que no nos esperamos es, seguramente, todos los cambios a nivel personal que sufrimos una vez que empezamos a implementar una metodología de productividad personal que nos funciona.
Parecen metas muy terrenales y que no tendrían que afectarte, pero la verdad es que cambiar tu forma de organizarte puede mover los fundamentos más sólidos de tu vida. No quiero resultar exagerado, esto es algo que sólo puedes vivir si has realizado un proceso de transformación parecido.
La única diferencia entre el puerperio e implementar una metodología de productividad es la duración, ya que las consecuencias físicas de la cuarentena suelen durar entre 6 y 8 semanas, mientras que la productividad personal puede dejarte una cicatriz eterna.
En este artículo me gustaría mostrarte 6 cambios importantes que se producirán el día que empieces a usar una metodología de productividad y que, como todos los cambios, pueden generar efectos secundarios imprevisibles.
6 TRANSFORMACIONES PERSONALES A LA HORA DE IMPLEMENTAR UNA METODOLOGÍA DE PRODUCTIVIDAD PERSONAL
1# Tu espontaneidad se verá seriamente alterada
Te lo digo claro desde el principio: si ahora mismo eres una persona espontánea (que haces planes sobre la marcha) y empiezas implementar una metodología de productividad, es (bastante) probable que tu nivel de espontaneidad baje muchos enteros.
Con eso no te quiero decir que te vas a convertir en una persona totalmente rígida e inflexible, pero sí que empezarás a valorar más los espacios de tiempo que tienes disponibles y ‘necesitarás’ reservar con antelación cualquier hueco libre que tengas entre semana.
Creo que a veces los profesionales de la productividad somos demasiado ambiguos en este aspecto. Yo mismo me incluyo. De hecho, hace unos años predicaba que la productividad personal es la mejor vacuna contra la rigidez, pero debo reconocer que la realidad me ha dado un puñetazo descomunal en la cara.
A nivel de neurociencia hay un efecto interesante, y es que la gran mayoría de hábitos corresponden a patrones de conductas que hacemos a menudo. Si constantemente estoy alimentando las conexiones neuronales que estimula la productividad (es decir, tratar de tenerlo todo bajo control mediante hábitos de organización), es muy probable que necesites todavía más control para tener una mayor paz mental.
Este ‘proceso de rigidez gradual’ te pasará factura tanto a nivel personal como profesional, ya que en ambos ámbitos tendrás tus propios hábitos productivos consolidados. Este proceso de rigidez no es bueno ni malo, simplemente es un efecto colateral de tratar de tenerlo todo bajo control.
Otra cosa es la mentalidad con la que gestionas la productividad, ya que tener listas de tareas no implica para nada que las tengas que hacer. Tu relación con la productividad también es un punto clave para tener en cuenta, ya que el estrés es una respuesta adaptativa a una situación concreta, y aquí tu mente juego un papel determinante a la hora de interpretar qué significa ser productivo.
2# Tu sentimiento de responsabilidad se agudizará
Apuntarlo todo y tener todas tus tareas programadas tiene consecuencias: eres mucho más consciente de todo lo que deberías que hacer. Y digo ‘deberías’ en vez de ‘tienes’, ya que los límites de la auto-responsabilidad surgen de la interpretación que cada haga cada persona con su mente.
Cuando tienes todas tus tareas apuntadas sabes muy qué es lo que puedes hacer o y lo que no. Es verdad que a veces puedes pecar de una planificación optimista, pero también te resulta mucho más fácil saber hasta dónde puedes llegar en cualquiera de los proyectas que tengas en marcha.
Esta planificación y organización que habrás adquirido te permitirá poner límites de una forma mucho más clara, tanto para tu propia capacidad de trabajo como para los colaboradores que trabajan contigo.
Tener claras todas tus actividades no significa experimentar menos estés, pero sí que sabrás en todo momento en qué situación te encuentras y cuánto tiempo tienes disponible para cada tarea.
Este control te ayudará a saber en qué momento se necesita un ‘empujón’ para un proyecto determinado, e incluso en qué instante deberías relajarte y tomarte un respiro después de un período de sobrecarga laboral. Esa responsabilidad adquirida, por cierto, también puede ofrecerte la opción de ascender en la compañía si así lo valoran tus responsables superiores.
En resumidas cuentas, una metodología de productividad personal te guiará a la hora de hacer cualquier tipo de seguimiento de todos tus proyectos. Responderás a tiempo a tus colaboradores y te acordarás de todas las peticiones de tus clientes. Por supuesto no serás infalible, pero el nivel de compromiso con tu trabajo se incrementará considerablemente.
3# Tus relaciones personales y profesionales cambiarán por completo
Muchas de nuestras relaciones personales las destinamos al azar. Me explico mejor: en vez de programar el mejor momento para ver a todas aquellas personas que nos gustaría tener más relación, preferimos jugar a la ruleta rusa de la incertidumbre.
Una situación muy similar: ¿cuántas veces le has dicho ‘nos llamaremos’ a una persona importante para ti y después nadie de los 2 lo hizo?
Esta situación no suele ocurrir tanto en la esfera laboral, donde intentamos acordarnos de todos nuestros compromisos para quedar bien con nuestros colaboradores, proveedores y/o clientes. Aun así, son muchas las ocasiones donde las peticiones del resto de personas que solicitan nuestra ayuda quedan desatendidas, tanto a nivel personal como profesional.
El hecho de planificarte y organizarte mejor será un auténtico revulsivo en la forma de gestionar tus relaciones, ya que por primera vez empezarás a ponerle fecha al próximo encuentro de las personas que te gustaría ver.
No se trata de forzarte a ver a todo el mundo, faltaría más, pero sí de tener cierta programación a la hora de ver en qué momento te irá mejor ver a ciertas personas. Si estos ‘buenos augurios’ de quedar con la gente sólo los almacenas en tu cerebro, es bastante improbable que no te acuerdes y lo dejes todo al azar.
En el ámbito profesional te ocurrirá lo mismo, y es que empezarás a planificar los encuentros con los proveedores y/o clientes de una manera mucho más estructurada. Eso cambiará la forma en la que te relacionarás con las personas de tu trabajo, ya que tu entorno empezará a tener una percepción positiva y de interés por tu parte.
4# Te convertirás en un ejemplo para tu entorno
Esta situación que te voy a compartir es un clásico en las organizaciones: siempre hay una persona que es un referente, que lo sabe todo sobre la empresa y sobre los proyectos que se están llevando a cabo. ¿Te suena?
A nivel personal estoy convencido de que también puedes encontrar un ejemplo parecido: ese amigo que llamas siempre para que te asesore sobre cuál es la última tendencia en el mercado sobre tecnología, o el que te recuerda a qué hora has quedado con tus amigos y cuáles son las actividades para realizar antes de asistir a una cena de cumpleaños.
Que ciertas personas tengan más información y se acuerden de todo no siempre es un truco de magia para poner en forma a tu cerebro, sino que su sistema de productividad es fiable y funciona.
Cuando sabes cuáles son las tareas que tienes que hacer, el volumen de trabajo que debes manejar y cuáles son los límites de tu responsabilidad, las personas que tienes en tu entorno te empiezan a ver como una persona fiable y responsable.
No es que hayas cambiado como profesional, para nada, pero emanas una organización que muchas veces deja estupefactos a tus colaboradores. Eso automáticamente conduce a que las personas de tu entorno confíen en a ti para liderar ciertos proyectos, porque saben que tu nivel de organización es un sello de calidad para llevarlo a cabo con éxito.
¡Ah! Se me olvidaba… el hecho de que tener un rendimiento superior a la media de tu equipo también te puede generar conflictos entre tus colaboradores. No a todo el mundo le hará gracia que tu productividad aumente, por lo que ser más efectivo te puede crear detractores. La mediocridad, en ese sentido, es una cualidad idónea para pasar desapercibido en un entorno donde no se valora la calidad de tu trabajo.
5# La productividad es la mejor entrada hacia el desarrollo personal
Es complicado encontrar ciertos rasgos comunes en las personas que son más productivas, pero hay elemento clave que comparten todas las personas altamente efectivas: siempre tienen ganan de mejorar, y sobre todo se forman constantemente para ser mejores profesionales.
Cuando empiezas a ver que tus semanas fluyen y que todas las tareas están bajo control, empiezan a aparecer otros interrogantes en tu vida. Cuando vives sumido en el caos, es muy probable que no tengas tiempo de observar lo que estás haciendo, ya que estás más pendiente de gestionar la enorme carga laboral que tienes ahora.
El hecho de auto-observarte y ver en qué estás dedicando tu tiempo, te permite ser mucho más consciente de tus acciones. Este proceso es útil tanto a nivel personal como profesional, ya que este análisis te ayuda a comprobar en qué estás dedicando tu tiempo y si realmente tiene sentido todo lo que estás haciendo.
Planificar y organizar tus tareas es una excelente manera de observar los hábitos productivos que tenemos. Muchos de estos hábitos pasan desapercibidos si no los analizamos, por lo que la productividad personal nos permite escudriñar qué es lo que hacemos habitualmente y cómo lo podríamos cambiar para obtener los resultados que deseamos.
La productividad personal no implica mejorar tu desarrollo personal, pero sí es una excelente puerta de entrada para descubrirse a uno mismo. El primer paso es tomar consciencia de lo que hacemos, y a partir de aquí podemos decidir en qué medida queremos descubrirnos más y desarrollarnos personal y profesionalmente.
6# Aumentará exponencialmente tu ego productivo
Ser productivo es algo agradable y reconfortante. Agradable porque sientes que avanzas en tus proyectos y porque a todos nos encanta la sensación de logro. Reconfortante porque, el hecho de saber que lo tienes todo planificado y organizado, te hace sentir muy cómodo en la gestión de tu día a día y te ayuda a vivir más tranquilo.
Ahora bien, ser muy productivo tiene efectos secundarios en forma de ego productivo. Cuando ves que tu entorno no rinde lo suficiente, que se confunde con las fechas límite, que no te envía las cosas cuando tocan, que se duplican tareas de forma constante… empiezas a sentir que tu nivel de productividad es muy superior al de tus colaboradores.
El ego productivo al final son los pensamientos que tienes que te dicen que tú eres muy productivo y el resto de las personas, no.
Ese sentimiento de ‘superioridad productiva’ es claramente un producto de tu mente, ya que cada persona tiene una acepción distinta de lo que es productividad. Eso sí y aunque ahora podamos divagar sobre si el ego productivo es una interpretación de tu mente, lo cierto es que cuando una persona implementa una metodología de productividad personal, tiende a pensar que el resto de las personas están a años luz de los resultados que consigue.
Pero bien, ser productivo es un nido de contradicciones. Nos permite ver una y otra vez que el mundo va a distintas velocidades, y eso al final lo tenemos que gestionar nosotros mismos para no empezar a sentir rabia todo el tiempo. Como comentaba en el punto anterior, la productividad personal es una gran manera de conocernos más en profundidad y ver realmente en qué podríamos cambiar.
Las personas prepotentes y productivas seguirán siendo prepotentes, independientemente de si son o no productivas.
¡Ahora es tu turno! ¿En qué te ha afectado a ti ser más productivo? ¿En qué ámbito has notado un impacto positivo y que ahora mismo no desearías cambiar? ¿En qué ámbito has notado un impacto negativo del cual no estás satisfecho? Déjame tus impresiones en el apartado de comentarios : ) ¡1000 gracias!
¡Un abrazo!