LA PROACTIVIDAD NO ES LO QUE TE HAN CONTADO
“La Proactividad no estar todo el día en Movimiento, sino tener tu cerebro a pleno Rendimiento”
Muchas veces la proactividad está vinculada a la hiperactividad.
Anticiparte a los obstáculos invisibles, empezar nuevos proyectos rompedores, lanzar preguntas que nadie se esperaba, prever conflictos que no todavía no se han generado...
En definitiva, una lista interminable de acciones heroicas que muy pocas personas son capaces de ejecutar.
Que sí, que está muy bien anticiparse a lo que vendrá. Ahora bien, si a todo lo que estás haciendo (tareas pendientes) le tienes que sumar estar atento a todo tu entorno para detectar posibles obstáculos, lo más probable es que tus niveles de estrés y ansiedad se desborden por completo.
La clave de la proactividad está en encontrar el equilibrio entre la tensión constante (que termina agotando) y la pasividad total (que puede tener serias consecuencias).
2 elementos previos para tener en cuenta antes de potenciar nuestra proactividad:
Olvida el deseo de control total: la vida es profundamente incontrolable a pesar de que (quizás) desearías que fuera todo lo contrario. Muchas personas abrazan la proactividad porque quieren controlar su entorno (familia, clientes, situaciones, salud...), cuando en realidad hay pocos factores que puedas controlar a tu antojo. Si el objetivo final de mejorar tu proactividad es simple y llanamente controlarlo todo, el problema es que el remedio se puede girar en tu contra (resultado: ansiedad disparada).
Rebaja tu Hambre feroz de futuro: nos pasamos casi la mitad de nuestro tiempo pensando en el futuro inmediato, por eso queremos tenerlo todo bien atado. Es verdad que una actitud proactiva te puede ayudar a preparar el terreno de tu vida, no obstante, estar todo el día inmerso en el futuro puede tener consecuencias nefastas para ti: dejas de vivir en el presente.
La proactividad no es una herramienta de control absoluto de nuestra vida futura. Hablamos de un conducta anticipatoria que nos permite sortear obstáculos en el futuro para acercarnos más rápido a nuestras metas así como protegernos a nosotros mismos. Con esta definición en mano, ¿te definirías como una persona proactiva?
PSICOLOGÍA DE UNA PERSONA PROACTIVA
Más allá de cómo eres tú, primero tenemos que ver cómo es la situación que se nos presenta para poder desarrollar la proactividad.
No eres (ni serás) proactivo en todo, sino en aquellas áreas que conoces y te interesan.
Puedes ser proactivo en tu responsabilidad profesional porque la conoces bien y te interesa mejorar tu rendimiento, aunque rara vez te impliques en una decisión que tengan que ver -por ejemplo- con el deporte (porque ahora mismo no tienes ningún interés en él).
3 factores determinantes de una situación antes de trabajar tu proactividad:
Responsabilidad: ¿qué sentimiento de ‘propiedad’ tienes de una situación determinada? Si alguien se equivocó en un informe de ventas en tu empresa, ¿por qué deberías haberlo previsto antes si en tu caso estás en el departamento de finanzas? Solemos anticiparnos a aquello que nos suscita un cierto interés, y sobre todo, a lo que forma parte de tu responsabilidad.
Antigüedad: más que los años, aquí nos referimos del vínculo emocional que tengas ante una situación concreta. Si llevas tiempo presidiendo un club deportivo y te preocupa su viabilidad, es más probable que apliques la proactividad para evitar ciertos ‘desastres’ financieros.
Autonomía: ¿por qué deberías preocuparte por algo en lo que no te dejan hacer nada? Si te dedicas a Recursos Humanos y desde dirección no te dejan implementar un programa de Bienestar y Felicidad (y tu equipo además te lo está pidiendo), ¿por qué deberías interesarte en buscar una formación sobre estas temáticas a un proveedor externo? Cuando algo está en nuestras manos, en cambio, entonces sí que tendemos a mostrar una actitud mucho más proactiva.
Además de la propia situación, también están los siguientes 3 factores psicológicos que activan el mecanismo de la proactividad:
El ratio de Coste-Beneficio: ¿de verdad vale la pena preocuparme por algo que no me afecta? Este es el principal pensamiento por el cual se rige tu cerebro a la hora de tomar cualquier decisión. ¿Por qué debería ser más proactivo en mi trabajo si no tengo ningún interés en mi actividad profesional? Percibir un beneficio en la proactividad es imprescindible para anticiparte a cualquier obstáculo. Si mi trabajo me interesa y quiero promocionar dentro de la empresa, por supuesto que voy a activar mi actitud proactiva para mejorar mi rendimiento y evitar posibles conflictos con los colaboradores y/o clientes.
Reducción de incertidumbre: aunque ya sabemos que la certeza más absoluta es la propia incertidumbre, creo que nos conviene recordar que la mayoría de las acciones proactivas que efectuamos son para reducir la incertidumbre. Si ser proactivo puede evitarme conflictos mayores con mi familia, seguro que haré lo imposible para anticipar cualquier situación comprometida con ellos. Este mismo principio lo podemos aplicar en el ámbito laboral, ya que te anticipas a cualquier imprevisto cuando gestionamos un proyecto que forma parte de tu responsabilidad (sobre todo para evitar dramas con las fechas límites).
Eficacia experimentada: si algo funciona y a tu cerebro le gusta, ¿por qué no repetirlo otra vez? Los resultados positivos del pasado son el mejor indicador para volver a implementar una misma acción. Si ser una persona proactiva te ayudó a promocionar en tu trabajo, lo más probable es que sigas reproduciendo la misma actitud para lograr todavía mejores resultados laborales.
LAS FASES QUE SIGUE DE UNA PERSONA PROACTIVA
Ahora que ya hemos indagado un poco más sobre los antecedentes de la proactividad, es momento de entender cuáles son las mejores fases para despertarla y optimizarla.
Si bien es cierto que la proactividad se puede analizar desde muchos ángulos distintos, en esta artículo nos centraremos en las siguientes 3 fases:
Experiencia previa: ¿cómo te sentiste aquella vez que anticipaste posibles riesgos para tu equipo y después nadie te lo reconoció? ¿Tendrías ganas de buscar soluciones creativas a un proyecto si después no tienes una recompensa por ello? Tus experiencias pasadas están altamente vinculadas con tu nivel de proactividad. Cuanto mejor sea el recuerdo que tienes de tus acciones pasadas, mayor será la probabilidad de estimular tu actitud proactiva en una situación concreta.
Plan de acción: ¿está claro por qué quieres ser más proactivo? Si no existe una causa mayor o una hoja de ruta clara, se antoja bastante improbable que tengas una actitud proactiva. ¿Cuál es el deseo que mueve tus acciones? Esta pregunta es determinante para saber en qué grado querrás potenciar tu proactividad. ¿Has identificado algo que mejorar pero no estás entusiasmado por hacerlo? ¿Por qué deberías invertir tiempo en cambiar el status quo de tu empresa si estás a gusto en tu puesto de trabajo? ¿Buscarías soluciones para tu equipo cuando sabes que hay conflictos irreconciliables? La conexión con el objetivo final es vital para ‘querer’ convertirse en una persona más proactiva.
Frecuencia: ¿fuiste proactivo una vez y después tu predisposición quedó enterrada en el olvido? ¿Cuántas veces decides ser más proactivo ante la misma situación? Ser proactivo no es flor de un día, ya que en este caso estamos hablando de un comportamiento estable que se repite en el tiempo. Sólo se puede desarrollar la proactividad si se aplica de forma sistemática, integrándola como un hábito diario a la hora de anticiparse a posibles obstáculos.
15 EJEMPLOS DE CONDUCTAS PROACTIVAS EN EL TRABAJO
¿Anticipas posibles conflictos que puedan aparecer en tu equipo?
¿Haces seguimiento de los proyectos para evitar que haya problemas con las fechas límite?
¿Creas listas de comprobación (checklist) para evitar descuidos innecesarios?
¿Programas tus tareas el día anterior para empezar directamente con las tareas más relevantes?
¿Eres responsable de tus actos y no te escabulles de tus acciones?
¿Regulas tu forma de comunicarte dependiendo qué tipo de persona tienes enfrente?
¿Sigues aprendiendo sobre ti (autoconocimiento) para invertir mejor tu tiempo?
¿Aprendes a gestionar tus emociones para no enzarzarte en discusiones estériles?
¿Buscas soluciones creativas a los mismos problemas/situaciones de siempre?
¿Cuidas de tu entorno más cercano para ganar calidad en tus relaciones personales?
¿Eres capaz de aceptar críticas para seguir creciendo y buscar la mejor versión de ti?
¿Anticipas los obstáculos de un proyecto para evitar sustos mayores?
¿Tomas decisiones a largo plazo aunque no obtengas gratificación inmediata?
¿Sigues potenciando tus fortalezas aunque el contexto no te lo facilite?
¿Sabes encarrillar conversaciones complicadas con personas que piensan diferente de ti?
¡Ahora es tu turno! ¿Te consideras una persona proactiva? ¿Qué crees que podrías hacer diferente para tener una actitud más proactiva? ¿Cuál es tu mejor estrategia para desarrollar una personalidad más proactiva? ¿Cómo logras que otras personas sean más proactivas cuando a priori no tienen ganas de serlo? Déjame tus impresiones en el apartado de comentarios : ) ¡1000 gracias!
¡Un abrazo!