Guía práctica para implantar el TELETRABAJO en tu empresa

TELETRABAJAR NO ES LLEVARSE EL ORDENADOR/COMPUTADORA A CASA

Circula una idea equivocada sobre qué es el teletrabajo.

Muchas empresas compran ordenadores/computadores portátiles y se lo dan a sus empleados. A partir de ahí, cada persona se organiza ‘a su manera’ y sobre la marcha va aprendiendo las posibilidades que le ofrece trabajar a distancia. Pero claro, no es tan fácil como parece. Hay metodologías, herramientas, sistemas de comunicación… y eso no se aprende en un solo día.

El teletrabajo no tiene que ver con trabajar desde casa, va mucho más allá. Es un forma de organizar la empresa de una manera completamente distinta. En este artículo desgranaremos los puntos más importantes para entender qué es el teletrabajo y cuáles son los pasos iniciales para implementar una cultura de equipos en remoto con la mayoría garantía de éxito.

La gran mayoría de empresas (sobre todo las más grandes) tienen las mejores herramientas a su disposición, pero a duras penas muchos empleados las conocen de verdad. Una cosa es haberlas usado ‘un par de veces’, y otra muy distinta es emplearlas con asiduidad y con conocimiento de causa.

Ahora bien, aquí viene una primera realidad incómoda: disponer de tecnología no significa teletrabajar de forma efectiva. Obviamente las herramientas tecnológicas facilitan el proceso, pero sólo son un mero instrumento para que los equipos en remoto puedan tener plataformas compartidas de información y comunicación.

En esencia el teletrabajo tiene mucho que ver con la transformación digital. Aquí no se trata de saturar la empresa con las mejores herramientas del mercado (que también ayuda), sino de capacitar e integrar a todos los colaboradores en conocimientos digitales que puedan adaptar e impulsar a la empresa en un entorno cada vez más complejo.

Entonces, ¿cómo puedo empezar a construir mis equipos en remoto? ¿cuáles son los pasos para tener en cuenta antes de implementar la cultura de teletrabajar?

A veces no importa que tengas el sistema perfecto de productividad personal, también hay que tener en cuenta otros elementos indispensables. Hablemos de ellos.

 

EL TELETRABAJO IMPLICA UNA REDEFINICIÓN EN LA ESTRUCTURA CORPORATIVA

Todas las empresas tienen su propia cultura organizativa.

Parafraseando a Edgar Schein (uno de los fundadores del concepto de cultura organizacional), podríamos decir que la cultura es ‘un patrón de supuestos y valores básicos compartidos que las personas van aprendiendo para adaptarse e integrarse con éxito en la organización’ (texto adaptado del original de Schein).

Déjame ponerte un par de ejemplos que ilustran la importancia de la cultura organizacional:

Ejemplo 1) Hay empresas que son muy partidarias de la cultura presentista. El hecho de ver ‘en directo’ a los empleados trabajando les da una ‘seguridad inequívoca’ de que realmente están rindiendo. La opción del teletrabajo siembra muchas dudas sobre si los empleados están haciendo o no su trabajo, por lo que los directivos tenderán a ejercer un control exhaustivo para garantizar que los colaboradores están remando en la dirección que pretende la compañía.

Ejemplo 2) Hay empresas que valoran la autoorganización de los empleados y confían en la forma de trabajar de cada equipo. En este caso el teletrabajo es una opción bienvenida porque simpatiza con los valores vinculados a la confianza de la compañía. En este tipo de cultura de empresa se valora que los equipos se autogestionen y que se mida el cumplimiento de los objetivos en vez del tiempo que cada colaborador permanece en la empresa presencialmente.

Aquí te muestro 2 ejemplos de culturas organizacionales diametralmente opuestas, incluso extremas. Al final muchas empresas se encuentran en medio de esas 2 polaridades, con muchos matices en base a los diferentes equipos que la conforman.

¿Qué elementos de la cultura organizativa hay que revisar antes de implementar el teletrabajo?

  • A) MINDSET Y CULTURA: Teletrabajar no sólo significa permanecer en casa y trabajar. Igual que en el plano físico tenemos que cumplir con nuestros objetivos y cuidar las relaciones con nuestros compañeros, el proceso en la distancia también tiene que cumplir con el mismo guion. El teletrabajo no es una forma de ‘alejarse de la oficina’ sin más, sino que nos ayuda a combinar mejor nuestras obligaciones personales con nuestros objetivos profesionales.

  • B) FORMA DE COMUNICACIÓN: El hecho de contar con un equipo en remoto cambia algunas reglas en comparación cuando es presencial. Lo bueno de merodear los pasillos es que te permite tener un termómetro de muchas variables: puedes ver si el ambiente es bueno o está enrarecido con sólo mirar a tus compañeros, puedes enterarte de información al momento por el simple hecho de hablar con la persona que tienes a tu lado… en cambio, en la esfera online tienes que ‘forzar’ estas situaciones aumentando (y redefiniendo) la comunicación con tu equipo, para obtener información que de otra manera sería complicado encontrar. Establecer un protocolo de actualizaciones en los proyectos, la comunicación afectiva (para ayudar y gestionar mejor las emociones del equipo), o las reuniones de teambuilding serán clave para establecer un plan de comunicación adaptado al teletrabajo.

  • C) PLANIFICACIÓN Y ORGANIZACIÓN: Muchas empresas basan su planificación a base de urgencias. Lo bueno que tiene el mundo corporativo presencial es que se pueden dictar fácilmente muchas ‘órdenes’ para asignar tareas urgentes. Esta misma receta a nivel telemático no suele funcionar demasiado, ya que todo tu equipo en remoto necesita tener una organización estructurada para poder organizarse con tiempo. Hay que combinar todas las tendencias de gestión de equipos efectivos que nos ayudan a organizarnos mejor: métodos ágiles para los proyectos relacionados con el diseño de un producto o servicio, productividad personal para gestionar las tareas del día a día (tanto las planificadas como las imprevistas), y gestión de proyectos flexible para fijar los hitos más importantes de las próximas semanas (planificar a corto plazo es esencial para los equipos a distancia).

  • D) ROLES DE EMPRESA: Si bien es cierto que los roles en la empresa suelen ser muy ‘líquidos’ y ‘escurridizos’, la verdad es que cada persona tiene bastante claro cuál es su rol principal. En el mundo digital del teletrabajo la responsabilidad de las personas varía en función del proyecto, ya que los equipos en remoto deberían estar pensados para ser autoorganizados y sin tener unas directrices muy marcadas por un solo líder. Si no permitimos que la confianza se expanda entre nuestros colaboradores, tendremos que enviarles muchos mensajes de seguimiento para asegurarnos que la tareas se están haciendo (con la consiguiente saturación del sistema y el aumento de la desconfianza entre los miembros). Trabajar en remoto implica que el liderazgo sea más compartido entre varias personas que en el caso de un espacio físico convencional.

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MENTIRAS HABITUALES ASOCIADAS AL TELETRABAJO

MITO 1# LAS NUEVAS GENERACIONES SON LAS QUE MEJOR DOMINAN EL TRABAJO A DISTANCIA

El trabajo a distancia requiere una nueva cultura de empresa y una nueva forma de comunicarse, aunque realmente los cimientos corporativos son muy parecidos a los tradicionales en muchos aspectos. Si eres una persona que valora el trabajo bien hecho, cumple con sus fechas límite, respetas a tus compañeros, comunicas bien tus ideas e inquietudes… el teletrabajo no debería ser un límite para ninguna edad. Si quieres más información contrastada, te recomiendo este libro monográfico sobre teletrabajo donde se ve su evolución durante el siglo XXI.

El teletrabajo no requiere de una tecnología híper-sofisticada. De hecho, es muy probable que la tecnología para trabajar en remoto ya la estés empleando en otras esferas de tu vida. Es mucho más importante tu capacidad de gestionar en equipos que la tecnología en sí misma.

NOTA: Una función imprescindible de la tecnología es garantizar la seguridad de todos los datos y conversaciones que tenemos con el resto de los colaboradores de la empresa. Asegúrate con el equipo de sistemas de tu empresa que tus licencias instaladas en tu ordenador/computadora cumplen con la normativa de la compañía y que estás usando todos los programas de la manera correcta.

 

MITO 2# EL TELETRABAJO ES MUY FRÍO Y NO GENERA RELACIONES DE CALIDAD

El nivel de frialdad o calidez entre compañeros lo decide el equipo, no el teletrabajo.

En muchas empresas no se fomenta que los empleados tengan buena relación entre ellos, independientemente de que trabajen presencialmente o en remoto. Así que, más que una cuestión de distancia, a veces tiene más que ver con la estrategia y el interés de la compañía.

Preocuparse por las personas va más allá del teletrabajo, ya que básicamente son medidas que tiene que activar el responsable del equipo para generar relaciones humanas de calidad. Si el supervisor de ese equipo no tiene ningún interés en conocer cómo se encuentran los colaboradores, no importará demasiado que el trabajo sea presencial o en remoto.

Dentro del teletrabajo se pueden convocar reuniones distendidas para conocer mejor la situación personal de los colaboradores o incluso realizar acciones de teambuilding de forma puntual. Aquí tienes algunas ideas interesantes para amenizar las reuniones virtuales. También la empresa Trello tiene iniciativas muy interesantes como esta. Hablar cada semana de temas triviales ayuda a cohesionar al equipo y a humanizar la relaciones profesionales.

Además, y dependiendo de la distancia de los colaboradores, también se pueden agendar puntualmente reuniones presenciales para mejorar la calidad de las relaciones profesionales, celebrar logros compartidos, o incluso gestionar temas espinosos que cuestan abordar desde la distancia.

 

MITO 3# LAS PERSONAS RINDEN MENOS SI TRABAJAN DESDE CASA

Este tercer mito tiene mucho que ver con la cultura del presentismo. Permanecer en la oficina muchas horas no es garantía de más efectividad, como ha sido demostrado en muchos estudios (aquí un ejemplo y aquí otro de artículos científicos interesantes en distintos sectores).

La gestión de la energía mental es fundamental para mantener un rendimiento sostenido en el tiempo, y conviene resaltar que nuestra energía es tremendamente limitada (échale un vistazo al artículo anterior para saber cuán limitada es).

En este famoso artículo científico de Nicholas Bloom, el investigador determinó que el teletrabajo aumenta de media un 13% por la productividad de los empleados. Eso sobre todo tiene que ver con la flexibilidad y con la autonomía del trabajo, variables muy vinculadas al desempeño de las personas. El horario desde casa nos permite tener más horas de trabajo operativo (ya que se eliminan los desplazamientos y las interrupciones constantes en la oficina).

Es importante estimular las relaciones entre compañeros para no caer en el aislamiento social, ya que este fenómeno sí que está asociado con el bajo desempeño de los profesionales. Si el colaborador pasa mucho tiempo desconectado y no aprende de las habilidades de los demás, puede sentirse ninguneado y reducir drásticamente su motivación (resintiéndose en los resultados del equipo de forma clara).

 

6 PASOS ESTRATÉGICOS PARA EMPEZAR A CONSTRUIR UN EQUIPO EN REMOTO

#1 APROVECHA LA EXPERIENCIA PREVIA DE LA EMPRESA EN TELETRABAJO

¿Quién de la empresa ya conoce el teletrabajo? ¿Sería posible que hiciera a todos los colaboradores una breve masterclass para tener una mínima idea sobre cómo implementarlo?

Si bien es verdad que el teletrabajo exige formación y práctica como cualquier otro proceso, lo cierto es que las personas con más experiencia en la empresa (en teletrabajar) nos pueden mostrar los primeros pasos para agilizar el proceso y evitar errores iniciales.

Las personas que ya tienen experiencia en la empresa nos van a ayudar a indicar qué programas suelen funcionar mejor en remoto, qué otras plataformas suelen tener más inconvenientes, cuáles son los trucos que ha aprendido, cuáles son los obstáculos que se ha encontrado…

Toda esta información es muy valiosa para ir directamente al grano y empezar a construir un equipo en remoto con la experiencia contrastada dentro de la misma empresa. Este paso inicial es imprescindible para ahorrar tiempo y reconocer a los colaboradores que han sido innovadores en esta práctica (o pioneros en la empresa).

 

#2 REFORMULA LA POLÍTICA DE TRABAJO PARA LA NUEVA SITUACIÓN

La mayoría de las políticas de empresa seguirán siendo las mismas, pero sin duda el teletrabajo nos ‘obliga’ a reformular algunos elementos que hasta la fecha no estaban muy claros.

A continuación, me gustaría compartir contigo algunos puntos que tendrías que definir muy bien para diseñar una política de trabajo que incluya el teletrabajo:

  • Política de retribución: redefinir las reglas de compensación salarial en base al tipo de trabajo de cada persona, teniendo en cuenta también cómo se van a remunerar las horas extras. El trabajo a distancia no es tan evidente como el presencial, así que este punto es imprescindible para evitar conflictos y desencuentros en el futuro. Una mala gestión en este punto puede conllevar problemas serios de confianza en la empresa e incluso penalizaciones graves a nivel legal.

  • Asistencia de los colaboradores: es verdad que la gran mayoría de empresas te obligan a fichar cuando entras en sus oficinas, pero en el trabajo en remoto este punto se hace especialmente complicado (aunque ya existen herramientas para ello). Aquí tendrás que definir cuáles son los requisitos mínimos de cada empleado: el número de reuniones que tiene que asistir por día/mes/semana (y qué tipo de notificación se debe enviar en caso de no participar), el cumplimiento con los objetivos previstos, la duración de los descansos, la no asistencia por determinados motivos…

  • Política de comunicación: reglas básicas para establecer criterios y marcar los límites de la comunicación entre los colaboradores (nomenclatura de las palabras clave, gestión de la descalificaciones y los insultos, el lenguaje inclusivo y no sexista…). Aquí también entraría la política de comunicación empleada en las redes sociales, para saber qué tipo de lenguaje tenemos que usar y cuáles son los puntos que evitar en cada publicación y en cada red social.

  • Protección de datos y confidencialidad: hay que especificar qué tipo de archivos se pueden compartir con toda la empresa y cuáles son específicos para cada departamento/persona. Es importante crear un esquema sencillo para saber dónde va cada tipo de información y cuál es el tipo de confidencialidad que tiene cada documento. El objetivo es facilitar este proceso al máximo (y a veces tedioso) y de esta manera evitar que se envíen mensajes constantes para clarificar dónde va cada documento.

  • Equipamiento y herramientas: la empresa tiene que determinar qué bienes físicos y tecnológicos pone a disposición del empleado y cuáles son las obligaciones de cada persona a la hora de mantenerlos. En este punto sería bueno especificar en un lugar accesible cuál es el material y las herramientas que se proporcionan y qué tipo de acciones tiene que realizar el colaborador para garantizar su buen funcionamiento.

Esto sólo es un ejemplo de algunas de las condiciones que se ven ‘alteradas’ por el teletrabajo. Cada empresa debería establecer las suyas en base a sus estatutos actuales y con la colaboración de un profesional en este campo.

Resulta de vital importancia que este documento esté compartido con todos los empleados en un lugar visible, sobre todo para redirigir a cualquier persona que tenga dudas y para mostrar la máxima transparencia a toda la empresa. La reputación de la empresa está en juego.

Si quieres más información, aquí tienes un ejemplo súper completo de una política de empresa en remoto (en inglés).

NOTA: Es importante asegurarnos que todos nuestros colaboradores disponen del material mínimo para poder trabajar en remoto. Un ordenador/computadora portátil es lo más básico, aunque unos auriculares con micrófono y una webcam serían bastante necesarios (sobre todo para las reuniones). Si queremos ir un paso más allá, contar con una silla cómoda y una buena iluminación serían muy recomendables para cuidar la salud física del empleado.

 

#3 INSTALA CORRECTAMENTE LAS HERRAMIENTAS EN TU ORDENADOR/COMPUTADORA

La brevedad de este punto es proporcional a su importancia.

Obtener los permisos para utilizar todas las herramientas y poder subir información a tu servidor, es de obligado cumplimiento si no quieres tener problemas de protección de datos con la empresa, tus clientes o tus proveedores.

Asegúrate también que cuentas con todas las contraseñas para poder usar las herramientas en remoto, sobre todo para no cargar al equipo de sistemas con consultas que se podrían haber evitado previamente.

En caso de que utilices herramientas que no pertenecen a la empresa (es decir, que no tienen licencia corporativa), cerciórate con el equipo de sistemas si son compatibles con la política de privacidad de la empresa y respetan la confidencialidad de los datos.

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#4 ANALIZA LAS COMPETENCIAS DIGITALES DE TU EQUIPO

¿Cuáles el punto de partida de tu equipo en relación con las competencias digitales? ¿Qué competencias digitales tendríamos que mejorar para implementar el teletrabajo con éxito?

Las competencias digitales o e-skills son habilidades que nos permiten adaptarnos en un entorno tecnológico con la máxima efectividad. No todos los roles de la empresa necesitan el mismo desarrollo de competencias digitales, aunque sí sería recomendable que todas las personas que teletrabajan tuvieran un mínimo nivel en todas ellas.

Las competencias más relevantes para teletrabajar son:

  • Comunicación y colaboración digital: saber cómo definir, gestionar y actualizar los proyectos compartidos con los equipos, así como mantener una estrecha comunicación con los colaboradores con un protocolo que permita trabajar de forma efectiva y evitar los conflictos originados por una mala interpretación del contenido/información. En este punto también habría que destacar la seguridad y la gestión de la privacidad, un elemento clave que tenemos que definir bien la política de empresa en relación con el teletrabajo (ver el paso 2 más arriba para más información).

  • Resolución de problemas en la esfera digital: solucionar entuertos en remoto es una habilidad súper valiosa cuando no tienes acceso ‘directo y presencial’ a las personas decisoras. Lo mismo sucede con los procesos creativos a distancia, puesto que hay planificarlos muy bien y crear las condiciones para que sucedan. Esta serie de habilidad digitales son imprescindibles para cualquier persona teletrabajadora que tenga principalmente un rol de creación, investigación e innovación.

  • Redacción de contenido digital: la comunicación in situ no es la misma que la online. Es sumamente importante que la personas que trabajen desarrollen esta habilidad independientemente del rol que realicen. Es verdad que los perfiles de estrategia corporativa y marketing están más acostumbrados a poner esta competencia en práctica, a pesar de que el resto de los departamentos deberían aprender por igual. Saber crear y editar contenidos, curar información validada de nuestro sector, comunicar a nuestro público objetivo en un entorno digital… es una competencia digital en alza cada vez más valorada por las empresas.

#5 SELECCIONA LAS HERRAMIENTAS BÁSICAS DE TU EQUIPO

Trabajar desde casa no requiere de un millón de programas distintos, a veces es más crucial tener las herramientas bien definidas en base a las necesidades del equipo.

Conozco de primera mano algunas empresas que han comprado cantidades ingentes de aplicaciones para teletrabajar, cuando en realidad ya tenían herramientas más que suficientes para gestionar equipos en remoto.

De hecho, cualquier paquete de Office 365 y Google Suite tienen los programas necesarios para trabajar en remoto, aunque eso no significa que un equipo en concreto se requiera de una herramienta concreta debido a sus particularidades profesionales.

Más que hablar de herramientas concretas, me gustaría hablarte de 3 grandes bloques que todos los equipos requieren en el teletrabajo y qué programas podrías utilizar para gestionarlos:

  • Herramientas para almacenar información: aquí pondremos todo aquel material relevante para los colaboradores (presentaciones, presupuestos, políticas de empresa y de Recursos Humanos, información de los clientes, propuestas comerciales…). Es importante que sea una herramienta segura y que cada teletrabajador disponga de los permisos necesarios para poder consultar, editar y subir la información con la máxima seguridad y confidencialidad. Herramientas como OneDrive, Google Drive o SharePoint funcionan perfectamente para este cometido. Cualquier intranet o servidor interno compatible y avalado por la empresa también será válido.

  • Herramientas para la gestión de proyectos y tareas: en estas herramientas buscamos tener planificado y organizado el flujo de tareas para que pueda ser visualizado y compartido con el equipo. Aquí podremos ver todos los objetivos, proyectos y tareas, así como la asignación de los responsables de cada una de las actividades. Herramientas como Google Tasks, Microsoft Planner, Outlook y Google Calendar pueden ayudarnos a tener todos los proyectos y tareas bajo control. Fuera del paraguas de Microsoft y Google, podemos encontrar las excelentes herramientas de gestión de tareas como Trello, Asana, Airtable o MeisterTask.

  • Herramientas de comunicación y seguimiento de la información: con el objetivo de mantener al equipo en contacto y compartir novedades, actualizaciones e incidencias, se nos hace imprescindible tener herramientas directas e indirectas de comunicación por vía online. Aquí es importante que se centralice la información en las mínimas herramientas posibles para evitar duplicidades. No tiene sentido enviar un mensaje por Slack, reforzarlo por correo electrónico y finalmente terminar enviando un WhatsApp para confirmar su envío. Herramientas como Microsoft Teams, Microsoft Kaizala, Skype Business o Google Hangouts Chat, nos servirán para tener una comunicación fluida con el equipo de una forma ágil y efectiva. Fuera de la esfera Microsoft y Google, podemos usar también herramientas como WhatsApp, Telegram, Slack o Facebook Messenger.

Dominar las herramientas de comunicación no implican tener una buena comunicación. Es recomendable establecer unas pautas de comunicación para saber cómo actuar en cada situación. Aquí van algunas ideas para fijar un código de comunicación en diferentes circunstancias:

En caso de urgencia, ¿qué canal de comunicación es prioritario?

Si hay que informar sobre una emergencia/incidencia de un proyecto/tarea determinado, ¿cuál es la herramienta que se va a usar?

¿Qué canal de comunicación es idóneo en base a las diferentes prioridades de las tareas?

¿Qué hacemos cuando una persona no contesta en un canal de comunicación determinado?

¿Cómo hacemos seguimiento de un proyecto/tarea para informar a las personas interesadas?

Si hay que actualizar un proyecto/tarea, ¿por qué vía lo comunicamos?

Si tenemos que hacer una reunión, ¿por qué canal lo hacemos? ¿Todas las reuniones por igual o depende del tipo de reunión?

La idea es que formules y pactes estas reglas de comunicación con tu equipo para alcanzar un acuerdo que tenga sentido para todos. Tener estas directrices claras nos ayuda a ahorrar mucho tiempo en las decisiones y evitar malentendidos con antelación.

NOTA: Si en tu caso sueles usar otras herramientas de las mencionadas en este punto, me encantaría que las pudieras compartir en la sección de comentarios para aprender mutuamente sobre nuevas herramientas para la gestión de equipos en remoto.

 

#6 DETERMINA LAS REGLAS BÁSICAS DE PLANIFICACIÓN Y ORGANIZACIÓN

“Vamos haciendo y vamos viendo”. Así se resume el día a día de muchos equipos en remoto, y por supuesto son una fuente infinita de imprecisiones y de baja efectividad.

La organización es crucial en los equipos en remoto, incluso más que en los presenciales. En los presenciales puedes redirigir el rumbo de inmediato si tienes a tu equipo cerca, mientras que si trabajas con un equipo en remoto en distintos países (y distintos husos horarios) puedes llegar demasiado tarde si hay que hacer un cambio drástico en los objetivos del equipo.

Lo primero y lo más inmediato: tiene que haber una persona responsable en cada equipo para planificar y organizar los proyectos/tareas. Si todo el mundo supuestamente se encarga, pero nadie ejecuta, entonces el caos está garantizado. Idealmente, esta persona responsable debería ser el líder de cada equipo en remoto, aunque podría ser otra persona si se considera oportuno.

Teletrabajar implica una anticipación muy superior al del trabajo presencial, sobre todo porque no siempre tendremos disponibles a nuestros colaboradores de forma inmediata.

Estos son las 3 parcelas que el responsable de planificación debería tener en consideración:

  • Definición, asignación y actualización de los proyectos/tareas: consensuar, redactar y compartir los proyectos y tareas es imprescindible para los equipos en remoto, y lo más importante es que se encuentren en un documento compartido para que todos los colaboradores puedan tener acceso en todo momento y desde cualquier lugar. Es preferible que la herramienta siempre sea la misma para no generar duplicidades y confusión. En este caso se puede usar herramientas como Outlook, Google Calendar, Microsoft Planner, Trello o Microsoft Project.  

  • Evaluación de los logros y de las mejoras del equipo: establecer y acordar cada cuándo se evalúan los objetivos alcanzados y cuáles son los criterios de efectividad empleados (todo el mundo debe tener claro este punto). Es bueno que las tareas realizadas se evalúen en base a unos indicadores de efectividad compartidos y que permitan tener mayor equidad y justicia organizacional con el equipo. Si no hay transparencia en los equipos en remoto, la confianza se diluye a marchas forzadas (y esto es lo peor que puede ocurrir en el teletrabajo).

  • Reuniones de seguimiento diarias y semanales: como ya hemos abordado a lo largo de todo el artículo, la comunicación de los equipos en remoto es esencial para mantener la implicación y aumentar la productividad. Las reuniones diarias (1 hora antes de acabar la jornada laboral) nos ayudan a reflexionar y evaluar sobre las tareas realizadas ese mismo día, así como decidir qué haremos el día siguiente. Las reuniones semanales nos dan la perspectiva de todos los días de la semana y nos ayuda reorganizar prioridades para la siguiente. Es un buen momento para reenfocar ciertos proyectos y eliminar tareas que ya no tienen sentido. Como ya apuntábamos antes en el artículo, las reuniones no sólo tienen que plantearse desde el punto de vista 100% profesional, también es preferible abordar temas personales y dinamizar las sesiones online para aumentar el conocimiento compartido del equipo.

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¡Ahora es tu turno! ¿Cuál es tu experiencia en el teletrabajo? ¿Qué tal ha funcionado en los equipos de tu empresa? ¿Cuáles han sido tus mejores aprendizajes, trucos y/o herramientas para lograr que el teletrabajo se implante con éxito? ¿Qué duda tienes acerca de cómo implementar un equipo en remoto? ¿Qué obstáculos consideras que el teletrabajo todavía tiene pendiente superar? Déjame tus impresiones en el apartado de comentarios : ) ¡1000 gracias!

¡Un abrazo!

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