Cómo reducir tu ANSIEDAD y aumentar tu PRODUCTIVIDAD

LA ANSIEDAD SIGUE GANANDO TODOS LOS PREMIOS

Los datos de la ansiedad asustan e intimidan: la ansiedad aumentó entre el 13% y el 24% en los jóvenes de 27 a 29 años durante la pandemia, según un estudio de la universidad de Bristol.

El siguiente estudio afirma que el 60% de las personas entrevistadas se sentían decaídas y con poca esperanza para el futuro (incluso el 15% tuvieron la sensación de que no saldríamos de esta en las mismas condiciones). El 70% de las personas del estudio se han sentido nerviosas, angustiadas o muy ansiosas e incluso el 55% explica que no ha podido desconectar de sus propias preocupaciones.

En el mismo estudio se afirma que entre el 15% y el 18% de las personas consultadas tuvieron ansiedad todos los días. El 30% de estas personas afirma haber tenido algún ataque de pánico durante la pandemia y el 15% dificultades para conciliar el sueño durante varios días.

En Estados Unidos, por ejemplo, más del 40% de los adultos tienen ansiedad social, y 6 millones de personas sufren ataques de pánico de forma habitual.

Por si todo esto fuera poco, las búsquedas en Google sobre ‘ansiedad severa’ superaron los 3 millones de consultas en Estados Unidos, según reporta este artículo escrito en Journal of the American Medical Association.

Las personas buscaban las siguientes palabras: «ataque de pánico», «ataque de ansiedad», «¿estoy teniendo un ataque de pánico?», «signos de ataque de ansiedad» y «síntomas de ataque de ansiedad».

Y lo peor de todo: las personas que sufren ansiedad tardan 7 años de media en pedir ayuda.

La frialdad de los datos no nos ayuda a entender la magnitud real del problema, pero lo cierto es que la salud mental se convertirá en uno de los grandes retos a gestionar en los próximos años.

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LA ETERNA CONFUSIÓN: ESTRÉS VS ANSIEDAD

Muchas veces se confunde el significado de ambos conceptos. De hecho, en el lenguaje popular solemos emplear de forma indistinta estrés y ansiedad, como si prácticamente fueran el mismo fenómeno.

El estrés es una reacción fisiológica que se produce cuando tenemos un problema/obstáculo delante de nosotros.

Imagínate que mañana tienes que entregar un proyecto para un cliente y todavía tienes muchas tareas pendientes por hacer. La reacción automática de tu cuerpo es el estrés, ya que percibe que tiene mucho trabajo por hacer y poco tiempo para completarlo.  

La ansiedad, a diferencia del estrés, es una reacción psicológica. La ansiedad es una respuesta anticipada cuando sentimos que un problema/obstáculo va a aparecer en cualquier momento.

Acabas de empezar la universidad y te envían un documento con todos los exámenes que debes hacer durante el primer semestre. Sin ni siquiera haber empezado la primera clase, tus pensamientos entran en bucle y no dejas de pensar en la dificultad que tendrán los exámenes.

Cuando sentimos ansiedad de forma prolongada en el tiempo y con episodios de mucha intensidad emocional, entonces se convierte en una patología mental.

El estrés y la ansiedad tienen síntomas muy parecidos. La ansiedad incluye un elemento especial que lo diferencia totalmente del estrés: una preocupación constante sobre situaciones que realmente no son amenazantes (nosotros exacerbamos la situación mediante nuestros pensamientos recurrentes).     

 

POR QUÉ LOS NIVELES DE ANSIEDAD SE HAN DISPARADO

El tecnoestrés y el aislamiento social han sido 2 de las grandes causas que han provocado un aumento sin precedentes de la ansiedad en la población general.

El tecnoestrés es la ‘suma de efectos negativos en actitudes, pensamientos y comportamientos que tienen relación directa e indirecta con el uso de la tecnología’.

Trabajar en remoto no sólo consiste en llevarse el ordenador/computadora a casa, sino que requiere un cambio de paradigma en la forma de trabajar y de relacionarse con los colaboradores.

Este cambio de hábitos ha comportado que muchas personas no terminen de acostumbrarse a esta nueva realidad, ya sea por falta de interés propio o porque no se les ha brindado con las herramientas adecuadas para adaptarse a este nuevo entorno.

Por otro lado, el aislamiento social fue uno de los efectos colaterales más importantes a raíz del teletrabajo/Home Office.

Las personas extrovertidas fueron las que más acusaron esta situación, mientras que las más introvertidas notaron el impacto de los cambios de una forma más leve. 

El aislamiento social fue especialmente negativo para las personas con problemas previos de salud mental, puesto que todavía se agravaron más los síntomas que ya tenían previamente. Además, aumentaron las conductas relacionadas con el alcoholismo, las drogas, y por supuesto, el aumento generalizado de los niveles de ansiedad.

Todos estos cambios drásticos se han convertido en aliados estratégicos de la ansiedad, ya que la incertidumbre y el estrés constante fueron los motores que alimentaron los síntomas generados por la ansiedad. ¿Cuáles son estos síntomas? ¡Sigue leyendo para saber más!

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LOS SÍNTOMAS DE LA ANSIEDAD EN EL TRABAJO

La ansiedad, cuando se convierte en patológica, conlleva muchos síntomas físicos que perjudican seriamente nuestra salud.

Algunos de los síntomas físicos más habituales provocados por la ansiedad son:

  • Palpitaciones en el corazón

  • Dolor de cabeza (recurrente)

  • Cansancio generalizado

  • Letargia constante

  • Movimientos bucales irregulares

  • Dolores de pecho

  • Hinchazones

  • Cosquilleo en el pecho y en el esófago

  • Náuseas

  • Mareo

  • Sudoración continua

  • Acúfenos

  • Calambres en el estómago

  • Partículas que flotan en el ojo y dificultan la visión

  • Dolor de costilla

  • Boca seca

  • Sentirse cansado después de comer

  • Dolores abdominales

  • Dolores en la espalda

  • Dolor de cuello

  • Dolor detrás de los ojos

  • Disfunción eréctil

  • Dolor de mandíbula

… ¡Y muchísimos más!

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No obstante, los afectaciones psicosomáticas más comunes son:

  • Alteraciones en el corazón: palpitaciones, híper-consciencia de las pulsaciones, agitación del corazón…

  • Dolores abdominales: dolor y tirantez de pecho, dolores y retortijones en el estómago…

  • Desrealización: sensación de no estar presente en la realidad, separación entre yo y el entorno que nos rodea, dificultad en concentrarse…

  • Dolor de cabeza: Cefaleas prolongadas, mareos, vértigo, sensibilidad a la luz…

  • Cansancio: letargia, pesadez, sentirse exhausto, baja energía física y mental…

  • Insomnio: dificultades para dormir debido a los altos niveles de adrenalina.

  • Irritabilidad: disminuye el autocontrol, aumenta la inestabilidad emocional.

  • Síndrome del colon irritable: indigestión, reflujo de ácido, diarrea, dolores de intestinos y tripas…

 

EL IMPACTO DE LA ANSIEDAD EN TU PRODUCTIVIDAD

Como ya pudiste percibir en los puntos anteriores, la ansiedad puede producir síntomas psicosomáticos muy negativos para nuestra salud.

Se habla de que estar un poco ansioso/a y estresado/a es bueno para nuestra productividad, aunque muchos estudios todavía no lo afirman con demasiada contundencia.

Ahora bien y desde el punto de vista del rendimiento, ¿de qué manera nos afectaría la ansiedad a nuestra productividad?

Aquí van algunas consecuencias de tener una ansiedad prolongada en el tiempo:

  • Disminución de tu energía mental: la ansiedad genera una sensación de agotamiento mental constante, como si ya no te quedaran fuerzas para avanzar. Esta situación provoca que te cueste hacer tareas complejas y prefieras apostar por tareas de bajo valor añadido. Además, el insomnio provoca que tu energía sea menor durante el día y tus niveles de concentración sean bajos.  

  • Aumento desbocado de la multitarea: Estar ansioso/a multiplica la velocidad de tus pensamientos, por lo que tiendes a querer hacerlo todo sin tener la energía para ejecutarlo. Cuando la mente está nublada preferimos empezar cosas nuevas para tener la sensación de que estamos progresando, cuando en realidad la multitarea es un lastre para nuestra productividad.

  • Decrecimiento de los niveles de atención: estar preocupado/a por cosas que no pasarán provoca dispersión. Esta dispersión mental nos impide mantener un nivel de atención sostenido en la tarea que estamos haciendo, por lo que nuestra efectividad se ve resentida por la sobreestimulación que genera la ansiedad.

  • Afectación en los procesos creativos: la creatividad requiere concentración y energía mental, dos de los elementos más amenazados por la ansiedad. La sobreexposición a pensamientos repetitivos por situaciones que todavía no se han producido, dificulta la inmersión en el proceso cognitivo que requiere la creatividad.

  • Reducción del autocontrol emocional: la ansiedad nos nubla la mente y nos cuesta mucho más tomar decisiones a nivel emocional. Estar ansioso/a nos reduce drásticamente nuestro autocontrol emocional, por lo que es más probable que seamos más impulsivos y reaccionemos de una forma más agresiva con las personas de nuestro entorno.

  • Dificultad en conciliar el sueño: uno de los grandes impactos negativos de la ansiedad es la falta de sueño reparador, un factor imprescindible para rendir durante el día. El exceso de pensamientos repetitivos y la poca claridad mental, provocan que la calidad del sueño se vea dañada de forma considerable. Dormir es la mejor técnica de productividad personal.

 

EL CYBER-BULLYING Y SU IMPACTO EN LA ANSIEDAD

Un fenómeno relativamente reciente es el acoso laboral digital. A raíz del auge del teletrabajo/Home Office, las conductas de agresión a distancia se han incrementado de forma exponencial.

Si te estás preguntado qué relación tiene el cyberbulling con la productividad, lo cierto es que tienen un vínculo mucho más estrecho de lo que a priori parece.

El presentimos digital es una de las razones silenciosas que más afectan al rendimiento de los colaboradores.

Antes le llamábamos calentar la silla, o lo que es lo mismo, pasarse muchas horas en la oficina tratando de mostrar que estabas trabajando todo el día. Ahora lo hacemos de forma digital, por lo que las personas que practican el presentismo digital se pasan de reunión en reunión para mostrar su supuesto nivel de implicación en el trabajo.

Las personas que practican el presentismo digital tienden a boicotear el trabajo de otras personas para que ellos puedan seguir haciendo el mínimo esfuerzo posible (o simplemente mantener el statu quo actual). Estas prácticas abusivas tienen una enorme repercusión en la consecución de los objetivos por parte del equipo.

Otra razón vinculada con el cyberbulling es la falta de comunicación (o mala comunicación) entre los colaboradores. Esta deficiencia comunicativa es la madre del cordero de muchos malentendidos y conflictos en la empresa.

La ausencia de comunicación de los equipos origina muchas discusiones entre los colaboradores, ya que se suelen presuponer ciertas cosas sin haberlas podido contrastar. Hay personas que, más allá de las discusiones, se lo toman más personalmente e invierte su tiempo y energía en hacerle la vida imposible a los demás.

El cyberbulling suele producirse cuando se unen los siguientes 3 factores: un clima laboral poco agradable, un estrés elevado por el rol que se desempeña en el trabajo y un tipo de liderazgo pasivo-evitativo.

Este cocktail explosivo facilita que se produzca el acoso laboral digital y dispara los niveles de ansiedad de los colaboradores de forma exponencial.

 

4 ESTRATEGIAS PARA REDUCIR TU ANSIEDAD Y AUMENTAR TU RENDIMIENTO

La ansiedad viene y va, es un proceso totalmente natural y adaptativo. El problema es cuando estamos sometidos a un alto nivel de ansiedad todos los días y termina convirtiéndose en una reacción mental patológica.

Antes de evitar que la ansiedad se convierta en una amenaza para tu salud mental, me gustaría compartir contigo 4 estrategias prácticas para rebajar tus niveles de ansiedad:

 

1# Identifica la ansiedad en tu cuerpo

Ya conoces todos los posibles síntomas que genera la ansiedad (lee más arriba para repasarlos). Ahora bien, una cosa es sabérselos de memoria y otra muy distinta es ser capaz de identificarlos cuando se manifiestan en tu cuerpo.

El cuerpo es el mejor termostato para conocer nuestros niveles actuales de ansiedad. Si observamos atentamente nuestro cuerpo, podremos conocer con precisión de qué manera nos está afectando la ansiedad.

Cuando sentimos ansiedad, la adrenalina y el cortisol se disparan. Esta situación genera hipersensibilidad, es decir, que notas mucho más cualquier síntoma físico y/o emocional. Unido también a esta sensibilidad extrema, también aparecen síntomas de desrealización. La desrealización es un síntoma evidente de que perdemos el contacto con la realidad debido a los altos niveles de ansiedad que estamos sintiendo.

El aumento de adrenalina nos genera los siguientes síntomas:

  • Aumentan significativamente las pulsaciones del corazón

  • Notamos cambios repentinos en la desrealización del entorno (se difumina lo que percibimos)

  • Se incrementan los pensamientos fugaces y dispersos

  • Dificultad para mantener la respiración

  • Aparición de mareos

  • Sudores excesivos

  • Tensión muscular

  • Hipersensibilidad

  • Ataques de pánico

Ser consciente de los síntomas que sentimos es el primero paso para reducir su intensidad. Si les damos poca relevancia a todos estos síntomas generados por la ansiedad, su duración en el tiempo tendrá una fecha de caducidad muy corta.

 

2# Descubre el origen real de tu ansiedad

El siguiente paso es conocer de dónde vienen los pensamientos que te están generando estos altos niveles de ansiedad.

No siempre es sencillo encontrar los motivos por los que te sientes ansioso/a, por eso es preferible contactar con un profesional cuando te sientas acorralado/a por los altos niveles de ansiedad.

Estos son las 3 razones principales por las cuales estás sintiendo ansiedad:

La primera razón se debe al exceso de expectativas que no se llegan a materializar. Consumimos demasiado contenido digital y nos dejamos absorber por todo los mensajes que nos trasladan a diario los gurús: que si debes facturar 100.000 dólares el primer mes como emprendedor/a, que si tienes que empezar a invertir en el sector inmobiliario lo antes posible, que tienes que aprender a usar Facebook e Instagram ADS para lograr más ventas de forma inmediata…

No seré yo quién te diga que estos métodos no funcionan para nada, pero a veces nos ilusionamos con metas poco realistas y no lograrlas nos genera mucha frustración. Este exceso de expectativas acaba lastrando nuestra productividad y elevando nuestros niveles de ansiedad.

La segunda razón tiene que ver con el exceso de objetivos que nos hemos marcado. Querer hacer muchas cosas a menudo significa no llegar a hacer nada, ya que sufrimos parálisis por análisis por el exceso de proyectos y tareas a realizar. No pasa nada si no consigues ningún objetivo, lo más importante es el aprendizaje que haces durante el proceso. Los objetivos rara vez se cumplen, sólo nos sirven para tener una brújula a la hora de diseñar nuestra hoja de ruta.

La tercera razón está relacionada con las expectativas que otras personas tienen sobre lo que deberías hacer. Son muchas las voces externas que tratan de orientar nuestras conductas: deberías encontrar un empleo seguro en vez de convertirte en emprendedor/a, estaría bien que hicieras un poco de deporte para cuidarte, sería una buena idea probaras esta nueva herramienta de productividad…

Todas estas ‘invitaciones amables’ de otras personas están genial, aunque por supuesto tú tienes la última palabra (¡faltaría más!). La búsqueda constante de reconocimiento social y la falta de autoestima son 2 elementos clave que nos impulsan a cumplir objetivos de otras personas. El hecho de no lograrlos y ‘fallarles’ termina siendo propulsor de nuestros niveles de ansiedad. Si esta ansiedad persiste en el tiempo, puede llegar a desencadenar un estado depresivo.

Si ahora mismo te estás preguntando cómo tomar la mejor decisión de tu vida, comparto contigo esta megaguía para aprender a tomar decisiones a nivel personal y profesional.

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3# Aprende a entrenar tu cerebro cuando sientas ansiedad

a) La respiración es tu mejor aliada contra la ansiedad. Esto no significa que respirar acabe con la ansiedad por completo, pero sí nos ayuda a tener una mayor consciencia de nuestros pensamientos y de lo que nos está sucediendo en ese preciso instante.

La respiración activa el sistema parasimpático de nuestro cuerpo, disminuyendo la frecuencia cardíaca y relajando el cuerpo.

*Si quieres saber más sobre sobre cómo funciona nuestro cuerpo cuando respiramos, aquí tienes un estudio reciente sobre cómo afecta la respiración a la hora de controlar la ansiedad.

Prueba el siguiente ejercicio para controlar los niveles de ansiedad:

Imagínate que estás en el cielo volando y tienes muchas nubes delante de ti. Sopla las nubes y construye formas conocidas para ti (una casa, un triángulo, un cuadrado…). No existe ninguna prisa en lograr una forma concreta, solamente disfruta del proceso y sigue tu respiración.  

Cuando estés trabajando y sientas que la ansiedad se apodera de ti, haz este ejercicio de respiración para rebajar la intensidad de tus pensamientos. Si ves que no hay manera y que los niveles de ansiedad siguen igual, entonces haz el mismo el ejercicio paseando en un entorno abierto (fuera de casa).

b) Permítete sentir vulnerabilidad en relación con la ansiedad. En vez de azotarte constantemente cada vez que te sientas ansioso/a, piensa que es una situación normal y que no durará toda la vida. Tu pasado no define en quién te convertirás.

Todas las emociones que sentimos están ahí por algún motivo, no existen las emociones negativas ni positivas. La intensidad emocional nos nubla el pensamiento y pensamos que la ansiedad formará parte de nosotros toda la vida.

Cada vez que sientas una emoción intensa, repite la siguiente frase:

‘Estoy sintiendo (emoción concreta) y está bien’

Nunca una frase tan sencilla fue tan potente para validar la ansiedad que estás sintiendo y afrontar la intensidad emocional que te provoca.

Recuerda que no hiciste nada mal a la hora de desarrollar ansiedad, es una situación que le puede suceder a cualquier persona. En vez de centrarte en el derrotismo, enfócate en tu recuperación.

c) Escribir es una de las acciones más terapéuticas que puedes realizar para desactivar tu ansiedad. Vuelca todo lo que sientes en una hoja de papel (no digital), no te preocupes si el contenido tiene sentido o si estás cometiendo errores gramaticales.

Escribe hasta que repitas los mismos pensamientos una y otra vez, sin juzgarte por lo que estás redactando.

Una vez hayas escrito todo lo que tenías en tus pensamientos, vuélvelo a leer como si lo hubiera escrito otra persona. Si eres capaz de darle perspectiva a los pensamientos que te generan ansiedad, podrás canalizar lo que sientes de una manera mucho más saludable e impersonal.

d) Vivir con la incertidumbre es esencial para lidiar con la ansiedad. A pesar de que nos empeñamos en controlarlo todo, la mayor parte de las situaciones son imprevisibles. Tu cuerpo habla por sí solo y no lo puedes acallar fácilmente.

Uno de los síntomas imprevisibles de la ansiedad es el desmayo, especialmente si está asociado con un ataque de pánico. Antes de desmayarte, haz una carrera rápida -sprint- de pocos metros (sin pensar) para activar los niveles de consciencia y aumentar la presión sanguínea.

Cuando estés trabajando y te sientas mareado/a por la ansiedad, haz una vuelta en tu silla de 360º. Este simple gesto te ayudará a redefinir el equilibrio en tu cuerpo y rebajar tu nivel de ansiedad.

 

4# Sé compasivo con tu ansiedad

Todos hemos experimentado ansiedad en diferentes etapas de nuestra vida.

Debido a experiencias pasadas, nuestros pensamientos tienden a anticipar situaciones que todavía no se han producido.

Negar la ansiedad tiene consecuencias nefastas para nuestra salud. Aceptarla como parte de nuestro crecimiento es fundamental para transformar la ansiedad en una herramienta de desarrollo personal.

Nos juzgamos (y nos criticamos) por tener ansiedad

Nos juzgamos por fallar a la hora de recuperarnos de la ansiedad

Nos juzgamos porque consideramos que la ansiedad no es digna de nosotros

A veces pensamos que el universo no has elegido sólo a nosotros para que tengamos ansiedad. Sólo mirando por encima la cantidad de personas que también sufren ansiedad, nos podemos hacer una idea de que no somos los únicos que la padecemos.

La ansiedad no es un ‘error’, es un fenómeno reversible. No puedes predecir el futuro, así que no puedes saber qué sentirás en unos meses. Reducir tus niveles de ansiedad es un hábito en sí mismo, por lo que requiere tiempo y dedicación.

Nos enfocamos demasiado en el pensamiento de ‘todo o nada’. Es mejor pensar que la ansiedad es una escala de grises, y la intensidad que sentimos puede variar cada día.

¿Qué podrías hacer tú para reducir tus niveles de ansiedad día tras día?

¡Ahora es tu turno! ¿Qué opinas de la ansiedad? ¿Has vivido la ansiedad de primera mano? ¿Qué estrategias has empleado para rebajar tus niveles de ansiedad? ¿Crees que la ansiedad es una emoción habitual en tu entorno más cercano? ¿Qué sientes cuando una persona está ansiosa? Déjame tus impresiones en el apartado de comentarios : ) ¡1000 gracias!

¡Un abrazo!

 

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