LA TIRANÍA DE LAS METAS
O como volverse loco gracias a un enfoque poco saludable de la Productividad Personal.
Como sociedad, estamos cargados de dicotomías excluyentes: el ying y el yang, ser de izquierdas o de derechas, del Barça o del Real Madrid, de Trello o de Asana…
El éxito en productividad personal también puede llegar a ser muy reduccionista:
‘O consigues tus metas (exitoso) o no consigues tus metas (fracasado)’
Viéndolo desde una perspectiva pragmática, incluso nos ahorra trabajo. ¡Así evitamos tener que inventarnos nuevas etiquetas!
Más allá de broma fácil, lo cierto es que a veces nos hemos tomado demasiado esto de la Productividad Personal.
Y mira que te lo dice una persona que lleva 10 años dedicada al estudio de esta disciplina. Seguramente para mí lo más rápido sería decirte que sí, que cumplir tus metas es el ingrediente principal de la Productividad Personal.
Pero no sería honesto.
Si una cosa ‘buena’ tiene este blog, es que está repleto de honestidad. Nunca recomendamos una herramienta para quedar bien, y a veces incluso hemos sido muy duros con nosotros mismos (y nuestro propio sector).
En este post hablaremos sobre por qué nos obsesionamos con las metas y qué podemos hacer para evitar sus nefastas consecuencias (sobre todo a nivel de salud mental).
3 MITOS SOBRE LAS METAS QUE DEBERÍAS ENTERRAR HOY
A# TUS EXPECTATIVAS NO SON REALES
No, no lo son.
Ya sé que te imaginas tus metas vestidas de gala y con la máxima pomposidad, aunque algunas veces son un humilde escenario destrozado con las luces rotas.
En la mayoría de las ocasiones diseñamos nuestra vida con la mente, en vez de simplemente vivirla como es.
Oye, que está genial eso de diseñar y atraer sueños de grandeza, el único inconveniente es que no siempre se manifiestan en tu vida real.
Este fenómeno (que no se cumplan tus metas) no es malo por sí mismo, pero sí que es verdad que debemos aprender a vivir sin hacerle tanto caso a nuestra propia película mental que nosotros nos encargamos de construir.
Dentro de la enorme cantidad de sesgos psicológicos que existen, hay algunos de ellos que todavía nos generan más sufrimiento cuando tus metas no se cumplen:
El efecto de Pseudocerteza: hace referencia a la tendencia que tenemos de tomar decisiones que buscan evitar riesgos cuando el resultado que se espera es positivo (las metas que tienes en mente), mientras que se toman decisiones arriesgadas cuando lo que se busca es evitar un resultado negativo (la frustración que te genera no conseguir tus expectativas).
El descuento hiperbólico: es un sesgo cognitivo que nos lleva a tomar decisiones hoy como si el futuro no existiera. Se basa en que para nuestro cerebro las recompensas futuras tienen menos valor que las inmediatas o instantáneas. Por ese motivo, muchas veces abandonamos nuestras metas y nos quedamos con pequeñas recompensas inmediatas.
Sesgo de atención: la tendencia implícita a que los estímulos emocionalmente relevantes en el propio entorno mantengan o limiten la atención de manera preferente. Este fenómeno psicólogo nos empuja a centrarnos obsesivamente en nuestras metas mientras olvidamos todo lo (bueno) que sucede a nuestro alrededor.
El efecto Delmore: es la tendencia de la mayoría de las personas a establecer objetivos mucho más concretos para cosas poco relevantes que para sus ambiciones más importantes. La naturaleza desalentadora de los objetivos verdaderamente importantes puede motivar a uno mismo a desviar esta ansiedad atendiendo a objetivos menos importantes, pero también menos amenazantes si no se cumplen.
B# AHORA NO ES EL MEJOR MOMENTO
Hay muchas frases que sustentan el ‘poder del ahora’, aunque creo que a veces lo hemos malinterpretado.
Una cosa es la atención plena y ser consciente de tu actividad actual, y otra muy distinta es focalizar toda tu atención en conseguir ya todas tus metas (inmediatez total).
Ahora siempre no es el mejor momento, independientemente de que estés preparado técnica y psicológicamente para conseguirlo hoy.
Aquí es donde entra el factor ‘culpa’.
La culpa es una emoción que se produce cuando emitimos un juicio negativo cuando no consigues tus metas. Como estás pensando en inmediatez, automáticamente saltan todas las alertas que activan el ‘escarnio privado’ por el hecho de no lograr tus expectativas en tiempo récord.
3 estados personales que te ayudan a decidir si ‘hoy’ es el mejor momento para cumplir tus metas:
Estabilidad emocional actual: si ahora mismo tienes los pensamientos en bucle desatados o hay alguna experiencia personal que te esté provocando malestar emocional, el primer paso es que abordes esta situación con la máxima determinación (o buscar ayuda para gestionarlo).
Tu relación con las metas anteriores: ojo con abrir más melones cuando todavía no has cerrado los anteriores. A veces intentamos cumplir nuevas metas para tapar las heridas de tus anteriores objetivos frustrados. Antes de iniciar nada ‘nuevo’, observa tu relación con lo ‘viejo’.
La sobrecarga de proyectos actuales: si estás atravesando un momento complicado y se te acumulan los proyectos, quizá tu primera acción debería ser la de rebajar tu sobrecarga de trabajo. Si no tienes tu mente despejada para lograr tus metas, la neblina mental se encargará de boicotearlas.
C# RELATIVIZA LA COMPARACIÓN SOCIAL
Un último punto rápido pero no por ello menos importante.
Está genial lo que hagan otras personas para lograr sus objetivos: su vida no es tu vida.
Lo que ‘vemos’ muchas veces ni siquiera es real, es nuestra interpretación. Parece que el resto de los mortales consiguen sus metas con una facilidad pasmosa, cuando en realidad no conocemos ni el 1% de todas las vicisitudes que tienen que batallar en su día a día.
Hay que personas que establecen sus objetivos en base al resto de personas, y eso es como tomarse una cucharada enorme de jarabe de frustración.
¿Por qué no centrarte en tus propias metas en vez de ‘copiárselas’ a los demás?
6 CLAVES PARA LIBERARTE DE LA CULPA DE NO LOGRAR TUS METAS
1# ACEPTAR LA IMPERFECCIÓN Y LA INEFICIENCIA
Los robots son perfectamente eficientes, los humanos no.
Aunque quizá no tenga mucho ‘glamur’, la imperfección es nuestra seña de identidad.
La primera vez que escribí mis objetivos en un papel (Excel en esa ocasión), anoté la friolera de 42 objetivos distintos.
¿Sabes qué?
A duras penas logré ninguno. Al final me dije a mi mismo que había conseguido 10, cuando lo cierto es que hice algunas pequeñas trampas para maquillar el resultado.
En el fondo lo hice para no sentirme tan frustrado; sobre todo teniendo en cuenta el tiempo que había empleado en pensar la larga lista de metas que quería cumplir.
Ahora soy menos grandilocuente con mis metas pero mucho más persistente.
Quizá me marco 2 o 3 un año, aunque lo cierto es que me encargo personalmente de cumplirlos. Como son muy pocos, mi compromiso con ellos es mucho más íntimo y poderoso.
¿Qué % de tus metas sueles cumplir? ¡Calidad por encima de cantidad!
2# LOS RESULTADOS SON ESPEJISMOS
Lograr algo no es garantía de nada.
Los resultados son fotografías instantáneas de un momento concreto.
Por muchos KPIs que le pongas a tus metas, lo cierto que en un mundo tan acelerado todo se difumina muy rápido.
Más que focalizarte en números finales, invierte primero en hábitos y procesos.
Todavía recuerdo mis primeros objetivos centrados en resultados:
Facturar 10000 dólares al mes
Lograr 10 clientes nuevos cada mes
Escribir artículos de más de 10.000 palabras
Sacar 3 libros al año
No seré yo quien diga si son legítimos o no estos objetivos, aunque en este caso están todos centrados en cifras y consecuencias.
Hoy, con el objetivo de invertir más en los hábitos, los escribo de esta manera:
Diversificar el negocio con un nuevo producto digital de formación cada 3 meses
Hacer un tutorial de una herramienta de productividad para los clientes cada mes
Escribir cada día al menos 1 página de nuevos artículos o guiones de nuevos vídeos
Cuando definas tus metas, céntrate en el proceso y en los hábitos. Los resultados son puros espejismos en el desierto.
‘Los números no tienen por qué cumplirse para lograr el éxito, los hábitos son imprescindibles’.
3# LAS IDEAS NO SON TUYAS
Las librerías son el cementerio de las ideas de una gran parte de la humanidad.
Yo mismo llegué a exclamar alguna vez en la biblioteca de mi universidad (refiriéndome a un libro): ‘esto yo ya lo había pensado, lástima que se me hayan avanzado’.
La única diferencia es que una persona lo hizo y las otras sólo lo imaginaron.
La ideas están ahí, aunque no pertenecen a nadie.
Lo mismo sucede con los objetivos: ‘todas las ideas de metas que quieres conseguir ya han sido inventadas (y realizadas) previamente’.
Compartir tus metas es fundamental para garantizar su efectividad. A veces las ocultamos porque no queremos que nadie más las haga, cuando en realidad sucede todo lo contrario (vaya, que no las cumplimos).
Las ideas no son tuyas, compártelas. La misma idea puede desembocar en un sinfín de resultados distintos.
Cuando te aferras a la posesión de una meta, te comportas como una persona muy desconfiada de las personas que comparten contigo tus metas. Además, consumes mucha energía en defender y proteger la propiedad del objetivo.
4# EL RECHAZO ES UNA INVENCIÓN
No conseguir tus objetivos está bien, no hay ningún inconveniente.
De la atribución de culpa ya nos encargamos nosotros; nuestras creencias se encargan de azotarnos con sufrimiento.
“Tratar de evitar que algo suceda es la mejor manera de sufrir, aunque nunca suceda de verdad”
La mayoría de las metas que te propongas no se cumplirán, y no hay que tener culpa por ello. De hecho lo más normal es no lograrlas, por mucha disciplina que le pongas en cumplirlos.
Rescatando un breve fragmento de nuestro libro ‘Cómo emprender en el Desarrollo Personal’ sobre el rechazo:
“El rechazo siempre se crea desde el ego, puesto que en realidad no existe. Creemos que nos rechazan porque nos clavan un puñal en la autoestima, cuando realmente lo que está sucediendo es totalmente neutro. Nos damos tanta importancia a nosotros mismos que llegamos a sentir que el mundo nos ningunea. El día que dejes de vincular tu ego con el rechazo, entonces verás que realmente la negativa no existe.”
5# EL SACRIFICIO NO ES UNA OPCIÓN
Otro mantra que encierra un martillo emocional: ‘sacrificándote los objetivos se cumplen’.
El sacrificio genera sufrimiento, sin más. Si vives tus metas como un sacrificio constante, terminarás detestando tus propios objetivos.
Están geniales los retos, aventuras, proyectos… siempre que no acaben convirtiéndose en un suplicio para ti. A veces simplemente estamos cumpliendo sueños de otras personas (a costa de tu salud).
Esto nos lleva a un superpoder que sólo tienes tú: el poder de la renuncia.
Si ves que llevas un tiempo con una meta y no hay manera humana de avanzar, quizá sea un buen momento para dejarlo temporalmente y volverlo a recuperar más adelante.
La vida es sabia y te pone las oportunidades cuando menos te lo esperas (y si no vuelen a aparecer, es que quizá debían permanecer en el anonimato).
Forzarse a cumplir con algo con lo que no te apetece, es una fuente inagotable de sufrimiento. Además, tus objetivos pueden mutar igual que lo haces tú.
¿Por qué nos aferramos a ‘algo’ que nos está dañando psicológicamente?
6# OBSERVA LA PELÍCULA DE TU VIDA
Como actores y actrices protagonistas nos ponemos demasiado en el papel, llegando incluso a enamorarnos de él.
Nada más lejos de la realidad: tus objetivos son sólo una proyección de tu mente.
¿Por qué esta proyección vital iba a estar siempre en lo correcto?
Mira la película de tu vida desde fuera, sin juzgarte. Disfruta de ella.
¡Ahora es tu turno! ¿Crees que a veces somos muy duros con nosotros mismos cuando no cumplimos con nuestras metas? ¿Qué creencias consideras que deberíamos flexibilizar para ser más benevolentes con nosotros cuando ves que no alcanzarás tus metas? Déjame tus impresiones en el apartado de comentarios : ) ¡1000 gracias!
¡Un abrazo!