Mucha NEUROCIENCIA pero poca PRODUCTIVIDAD

LA PACIENCIA ES LA MADRE DE LA NEUROCIENCIA

­­La neurociencia nos ha proporcionado una información descomunal sobre cómo funciona nuestro cerebro. Estamos neuro-saturados. Hasta aquí ninguna novedad.

De hecho, nunca en la historia de la humanidad se la había prestado tanta atención a un órgano. Hoy podemos decir que lo conocemos (casi) mejor que a nosotros mismos.

Ahora bien, también es verdad que la misma neurociencia nos ha generado una sensación de ansiedad total que nos obliga a exprimir al máximo nuestro cerebro. Tener una mentalidad productiva se ha vuelto una obligación.

¿Estaré usando todo el potencial que me ofrece mi cerebro?

¿Qué estaré haciendo mal para no rendir lo que debería?

¿Por qué me cuesta tanto concentrarme si he aniquilado todos los "ladrones del tiempo"?

Y muchísimas incógnitas más, algunas (bastantes) todavía sin resolver.

Entonces y si ya sabemos tanto sobre nuestro cerebro... ¿por qué no lo incorporamos hoy mismo a nuestra rutina diaria?

Déjame romper un mito así de buenas a primeras: nadie aprende o desaprende mejor, nadie desarrolla mejor el cerebro que otra persona, nadie presta más atención que otro...

Cada uno utiliza y entrena a su cerebro de la mejor manera, en base a lo que piensa que es mejor en ese momento.

Te pongo un par de ejemplos sencillos para ilustrarlo de forma más clara:

"Estás en un viaje con tu pareja y te encuentras en el centro de una población. Tú, por ejemplo, te quedas mirando los bares y restaurantes abiertos pensando cómo pueden subsistir sin clientes. Tu pareja, por ejemplo, se queda mirando los adoquines y las pequeñas inscripciones que hay en ellas. Unos dirán que pensar en términos económicos es muy útil para enriquecer el cerebro y tener pensamiento crítico, otros en cambio dirán que fijarse en esas cosas provoca que no prestes ningún detalle a la belleza del lugar, concretamente en este caso a los adoquines"

"Dos personas están en la oficina y ambas comparten el mismo departamento. Mientras una persona se toma al pie de la letra sus descansos y sale a pasear cada cierto tiempo, la otra prefiere no desperdiciar ningún minuto y trabajar a destajo. Una persona podrá pensar que hay un compañero el equipo que se está relajando y que se toma demasiado en serio el tema de los descansos, mientras que otra pensará que hace muy bien en descansar varias veces durante el día para poder rendir mejor"

La pregunta sería... ¿Cuál de estas personas citadas en los ejemplos rinde mejor? ¿Cuál de ellas está potenciando su cerebro para lograr el máximo potencial?

La gracia de la respuesta es que cada persona tendrá su criterio elaborado en base a su experiencia previa y su intuición, pero lo cierto es que la neurociencia nos indica que ambas están desarrollando su cerebro en base a sus intereses y expectativas.

Cada persona obtendrá un retorno de cada acción que realice, sea la que sea. Otra cosa muy distinta es cómo la valoras tú ese retorno desde tu punto de vista.

Lo curioso del tema es cada persona piensa que todavía tiene que mejorar y que le falta mucho por aprender, que la gran mayoría de sus acciones son insuficientes para sentir que estamos aprovechando al máximo nuestro potencial.

Lo que importa de verdad es para qué usas lo que haces...

¿Qué emociones te hace sentir lo que haces cada día para mejorar y aprender?

¿Todo lo que haces en tu rutina diaria está alineado con tus expectativas?

¡Pero no! No nos planteamos estas preguntas, queremos milagros ya. Y aunque los milagros seguramente existan, no los encontrarás en la composición biológica de tu cerebro.

Todos estos males pueden solucionarse con una sola palabra, el mejor remedio posible: paciencia. El resto son milongas, vacunas anti-ansiedad con efecto placebo.

Ahora me gustaría compartir contigo un par de recomendaciones prácticas y neurocientíficas sobre cómo incorporar la paciencia en tu día a día para potenciar al máximo tu cerebro.

1. TU MÁXIMO POTENCIAL NO ESTÁ EN LOS LIBROS

Somos seres (muy) contradictorios.

Lo queremos todo ya, muy rápido, a velocidad ultrasónica. Ya sea un paquete de mensajería, un ascenso en la empresa o terminar los estudios universitarios. ¡Lo quiero YA!

Por lo contrario, posponemos nuestro aprendizaje. No nos lanzamos en la piscina en prácticamente nada. Somos miedosos, esperemos siempre la mejor opción. Esa opción que no existe, pero que algún día creemos que aparecerá de la nada.

¿En qué quedamos? ¿Lo queremos todo ahora o no? Aquí viene la primera dualidad: cerebro, buscador insaciable de placer y evitador de dolor; mente, almacén de pensamientos errantes repletos de dudas.

Las dudas alimentan el placer, ya que alejan el posible "dolor" que provoca una acción (y sus posibles consecuencias).

Y aquí es donde viene la paciencia: leemos, escuchamos y vemos contenido en las que nos explican cómo ser productivos en una semana, pero nos cuentan poco que sus protagonistas quizá tardaron 10 años en lograrlo.

Buscamos más información para no actuar. Contenido infinito, movimiento cero. Esto solo es una recomendación, por supuesto, pero te sugiero que dejes de formarte por un tiempo. Tú eres un gran especialista de tu temática, eres una verdadero profesional. Pon en práctica todo lo que sabes y pronto serás tú quien escriba ese libro que muchas otras personas desearán leer para no pasar a la acción.

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2. LA NEUROCIENCIA NO EXPLICA (TODAVÍA) TU RENDIMIENTO ÓPTIMO

Lo he escrito antes, la neurociencia se ha plagado de mucho contenido sobre productividad.

Y está genial que así sea, es otra vertiente más empírica de cómo podemos aprender a rendir al máximo.

¿Quién no quiere saber cuáles son los mejores ingredientes para desarrollar el potencial óptimo de su cerebro?

El tema son los múltiples misiles que recibimos en forma de nuevos contenidos. Hay tantos consejos para ser ultraproductivo, que nos abrumamos con una facilidad pasmosa.

Cosas que escuchamos constantemente (y que tienes que hacerlo YA):

  • Emplea la metodología/técnica Y para alcanzar la máxima productividad

  • Descarga la última aplicación que te cambiará la forma de organizarte

  • Medita cada día para incrementar tu nivel de concentración

  • Ten un ritual matutino para empezar el día con la máxima energía

Y millones más de cosas. Todo por hacer de inmediato.

Ufff... es verdad que todo puede ser muy útil para logar el máximo rendimiento, cierto, pero sólo tener que pensarlo da una pereza horrible.

Resumiendo, esto sería lo que está pasando hoy con la neurociencia:

"Como ahora ya sabemos qué necesita nuestro cerebro para funcionar, lo vamos a inundar de estímulos para ver si mejora y espabila"

Al igual que implementar una metodología de productividad no suele ofrecer muy buenos resultados, todos estos cambios hay que implementarlos de una forma gradual y en base a tu situación personal. Es conveniente hacer primero una auto-terapia, me explico.

Una situación muy habitual:

Estás abrumado. No puedes más. Te han venido tantas cosas que tienes que posponer hasta tu propia vida personal. Como has leído que el deporte y la meditación son la herramienta definitiva para el estrés, buscas como sea la forma de incorporarlos a tu rutina diaria.  

¿Pero cómo vas a incorporar nuevos hábitos de productividad en una situación como la actual?

¡Estás condenado a ahogarte en la frustración! Pido disculpas si voy directo al grano, pero los cambios con cadenas en los pies no suelen funcionar.

3 pasos clave antes de empezar cualquier hábito para mejorar tu productividad:

  • Deja espacio para respirar: reduce o elimina alguna de las actividades/tareas que estés realizando ahora. ¡Ojo! Dejar de hacer algo no implica incorporar nada nuevo, permite que tu cuerpo también experimente la serenidad. Los cambios, cuando no son desde la necesidad, son más placenteros y duraderos.

  • Mira el beneficio real: aléjate de creencias impuestas que has leído por algún sitio, no todos los hábitos ayudan a las personas de la misma manera. ¿Qué beneficio real te aportará leer cada día más? Exacto, lo has adivinado, y no es ser una persona más sabia: podrás tener relaciones mucho más interesantes (más sobre lo que hablar y más historias que contar) y te puedes convertir en un mayor activo social para tu entorno.

  • Empieza con un microhábito: todos los inicios graduales son los que te garantizan la máxima efectividad, los cambios bruscos son un atajo hacia la decepción. Empieza leyendo una página o un párrafo diario si hace falta, ya tendrás tiempo de leerte un capítulo entero más adelante. Qué prefieres: ¿decir que lo has intentado o hacerlo de verdad?

“La paciencia es la mejor garantía de todo, sin ella tienes todas las garantías de no conseguir nada”

¡Ahora es tu turno! ¿Crees que eres una persona paciente? ¿Cuál es tu mejor estrategia para tener más tranquilidad y no dejarte llevar por tus expectativas? ¿Por qué crees que nos gusta tanto formarnos y después no pasamos a la acción? Déjame tus impresiones en el apartado de comentarios : ) ¡1000 gracias!

¡Un abrazo!

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