Procrastinar no es tan horrible como parece.
A pesar de la cantidad de connotaciones negativas vinculadas con la palabra procrastinación, lo cierto es que hay muchos procesos físicos y psicológicos que condicionan nuestra fuerza de voluntad.
¿Por qué nuestro cerebro prefiere realizar actividades de bajo valor añadido y en cambio deja de lado las tareas que sabemos que son importantes?
Si tienes unos minutos para estar aquí conmigo leyendo el artículo, te voy a contar todos los secretos de la procrastinación.
Fíjate qué curioso: ahora mismo es probable que tuvieras que estar haciendo otra cosa, no obstante, preferiste enfrascarte en saber más sobre por qué procrastinas.
Si lo miramos desde una perspectiva pragmática, lo lógico sería pensar que estás perdiendo el tiempo y que no ahora mismo no tocaría leer este artículo.
Si, por otro lado, lo miramos desde una perspectiva psicológica y neurológica, entonces veremos que quizá la ‘necesidad’ de procrastinar nos está lanzando un mensaje que deberías leer entre líneas.
Quizá no te gusta el trabajo que haces, tal vez estás pasando por un mal momento vital, tienes algún conflicto o conversación importante pendiente, tu cuerpo necesita descanso, necesitas información nueva porque estás saturado…
Todas estas lecturas tienen relación con la procrastinación, ya que en realidad tu cerebro te está mandando un código (que a veces cuesta de descifrar) donde simplemente te está comunicando cómo te sientes en un área específica de tu vida o trabajo.
¿Qué tipo de tareas estás procrastinando y por qué crees que lo estás haciendo? ¡Te leo en la sección de comentarios! 👇
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1# La Procrastinación es una oportunidad de Introspección
Si algo no sale, es que quizá no tiene que salir.
Si posponemos una tarea en repetidas ocasiones, quizá deberíamos escuchar su mensaje encriptado para entender las causas reales de dicha procrastinación.
Estos son algunos de los mensajes crípticos cuando posponemos tareas:
Nos falta claridad mental: hacer una tarea no implica tener claro el porqué lo estamos haciendo. Esta desorientación laboral es bastante más común de lo que parece, ya que, entre tan urgencia e interrupción constante, al final nos organizamos a trompicones y con poca visión estratégica. Ganar claridad es un paso necesario y capital para vencer la procrastinación.
No te apetece ni te interesa: quizá soportas tu trabajo o una parte de él, por eso es fácil caer en las fauces de la procrastinación. Si además ahora te encuentras en un proyecto que no te aporta nada, esa sensación de desinterés se convertirá en la antesala de posponer tus tareas pendientes.
No tienes suficiente energía mental: hay tareas que requieren más energía y otras menos, por eso será vital que elijas bien en qué momento del día las vas a ejecutar. Si estás haciendo una tarea de alta complejidad en un momento en el cual tienes baja energía, es bastante probable que termines procrastinándola.
No cuentas con los recursos necesarios: muchas veces no podemos avanzar porque tenemos el material necesario a nuestro alcance. Por ejemplo, alguien debe firmarnos un documento primero, no nos concedieron el presupuesto para iniciar el proyecto; todas estas limitaciones van a provocar un aumento de la procrastinación.
2# Las causas ocultas de la Procrastinación
La procrastinación no solo se trata de un tema de motivación o fuerza de voluntad, sino que hay muchas variables psicológicas que alteran nuestra capacidad de foco.
Atención con estos 3 factores psicológicos:
Ansiedad: pensar anticipatoriamente sobre una tarea (o varias) eleva los niveles de ansiedad percibida, provocando que tu cuerpo prefiera realizar otro tipo de actividades para dejar de tener pensamientos intrusivos en bucle.
Autocontrol: saber regular tu conducta y tus emociones es esencial para no caer en la trampa de la procrastinación. Si cuando recibes un correo eres incapaz de seguir concentrado y tienes que ir a revisarlo, tu bajo de nivel de autocontrol multiplicará las posibilidades de procrastinar la mayoría de las tareas.
Autoconsciencia: tu grado de conexión con el presente y el hecho de entender por qué estás haciendo una tarea concreta, te ayudarán a ganar foco y evitar la procrastinación.
3# Preguntas poderosas para vencer Procrastinación
Te propongo unas preguntas de reflexión para evitar la procrastinación:
¿Qué pensamiento recurrente aparece cuando haces las tareas que procrastinas?
¿Qué hay detrás de este pensamiento recurrente?
¿Qué es lo peor que podría pasar si no lo hicieras?
¿Cómo te sentirías si lo terminaras?
¿Qué beneficios percibes al procrastinar esta tarea?
¿Qué impacto tiene la procrastinación en tus objetivos a largo plazo?
¿Qué recursos o apoyos podrías usar para hacer esta tarea más fácil?
¿Cómo podrías cambiar tu rutina para facilitar la realización de esta tarea?
4# Tentaciones digitales que te hacen posponer tus tareas
La manzana roja digital está presente por todas partes, sobre todo cuando intentas concéntrate en una tarea específico.
Siempre que percibas una tentación digital, trata de buscar una alternativa. Como si fuera una reacción inmediata, busca una opción fácil y rápida de recuperar el foco de tu trabajo y evitar la procrastinación.
Tentación 1: quieres consultar las redes sociales o las noticias.
Alternativas:
Escribir solamente una frase de la próxima tarea
Hacer estiramientos para desconectar
Leer 5 minutos de un artículo ya descargado
Desconectar Internet durante 10 minutos
Tentación 2: haces una tarea secundaria (de bajo impacto) en vez de la tarea principal
Alternativas:
Establecer 3 tareas clave para hoy
Hacer durante 5 minutos una tarea relevante
Preparar el material necesario para la próxima tarea clave
Poner un límite de tareas de bajo impacto al día
5# Vigila con las autoexigencias que te bloquean
Aunque a veces responsabilizamos a nuestro entorno de las constantes interrupciones, en muchas ocasiones somos nosotros mismos quienes nos boicoteamos el trabajo.
Comparto contigo 3 autoexigencias habituales que deberías tener en cuenta para no procrastinar:
Fechas autoimpuestas: si somos honestos (de verdad), lo cierto es que la mayoría de las fechas nos las imponemos nosotros mismos. Ya sea por añadir un poco de presión o para que no nos durmamos, terminamos agendando fechas muy justas que solo generan ansiedad y frustración (cuando en realidad no hace falta).
Consentimiento: que alguien te interrumpa, no significa que debas dejarlo todo y atenderle. No quisiera sonar maleducado, pero poner límites es sano y respetuoso contigo mismo. Si consientes que cualquier interrupción termine en desconcentración, entonces entrarás de lleno en el maravilloso reino de la procrastinación.
Sobreacumulación: la acumulación perpetua de tareas es una fuente de ansiedad, por lo que deberíamos eliminar frecuentemente todo aquel trabajo que ya no tiene sentido o dejó de tener relevancia. Una de las principales razones de no tener claridad mental es la acumulación excesiva de tareas (y eso ya sabes que aumenta las posibilidades de procrastinación).
6# Recomendaciones prácticas para evitar la procrastinación
Vamos a rematar este artículo con algunos consejos de aplicación inmediata para dejar de posponer tus tareas:
Planifica el día anterior: planificar tus tareas el día antes te dará mucha claridad a la hora de priorizar tus tareas. Además, empezarás el día con determinación y podrás prevenir urgencias y tareas imprevistas.
Tareas pequeñas: simplifica al máximo cada una de las tareas que tengas que ejecutar. Si las tareas son demasiado grandes, tu cerebro generará ‘resistencias’ y buscará todas las excusas posibles para no hacerlas (máxima duración de la tarea 90’).
Tienes 2-3 horas: por mucho que creas que tienes todo el día para ti, en realidad el tiempo disponible es bastante escaso. Piensa en la cantidad de tareas rutinarias, reuniones imprevistas, descansos… programa tu día como si tuvieras 2-3 horas como máximo y serás mucho más efectivo.
Determina un Horario de Consultas: no permitas que cualquier persona pueda interrumpirte en todo momento. Establece un horario de consultas para tu equipo y sé respetuoso con él.
Aplica la Regla de los 3 segundos: si en algún momento estás disperso y te pasan mil cosas por la cabeza aplica esta regla. Consiste en contar hasta 3 segundos e inmediatamente regresar con la tarea que estabas antes (de forma automática y sin pensar).
Olvida el Correo a 1ª hora: empezar el día con el correo electrónico es el caos garantizado. Primero porque dejas de respetar tu propia planificación y te dedicas a contestar a otras personas. Y segundo porque cuando al correo sabes cuándo lo haces, pero no cuándo terminas (es una espiral interminable de mensajes).
Escucha Meditaciones guiadas: en esos momentos de niebla mental donde todo se hace cuesta arriba, este tipo de meditaciones programadas te ayudan a reconectar y ganar foco.
Tareas Aceleradoras: igual que cuando hacemos ejercicio primero calentamos, con el cerebro sucede un fenómeno parecido. Así que, a partir de ahora, al iniciar tu jornada laboral busca una tarea sencilla pero fácil para calentar tu cerebro y después poder rendir al más alto nivel.
Tareas Desaceleradoras: si bien antes comentábamos que existía una tarea aceleradora, posteriormente tendremos que enfriar nuestro cerebro. Después de haber realizado una tarea compleja que exige un alto nivel energético, sería conveniente realizar una tarea suave para suavizar a exigencia de las tareas más intensas.
Descansos frecuentes: no esperes a estar cansado para descansar. De hecho, descansar es una parte de trabajar, por lo que debería estar programado en tu agenda igual que lo está tu lista de tareas.
Titular del día: ¿cómo te gustaría que terminara el día de hoy? ¿qué objetivo principal deberías cumplir? Anotar el titular del día nos da claridad mental y nos acerca a lograr nuestro objetivo diario con mayor facilidad.
¡Ahora es tu turno! ¿Por qué crees que procrastinas tus tareas? ¿Qué trucos usas para evitar la procrastinación y ganar foco? ¿Qué estrategias prácticas de las que hemos comentado crees que te podrían funcionar mejor? Déjanos tus impresiones en el apartado de comentarios : ) ¡1000 gracias!
¡Un abrazo!